sábado, 10 de abril de 2010

Los niños más conflictivos surgen de familias adineradas y "progresistas".


Un estudio rompe mitos y advierte del peligro de no atender a los hijos
Colarse en el metro, destrozar mobiliario urbano o robar en grandes almacenes. Tres ejemplos de gamberrismo a cuyos artífices se suele asociar la imagen de un joven conflictivo, hijo de una familia desestructurada y sin recursos.

Nada más lejos de la realidad. Las 1.061 encuestas que ha realizado la Fundación Bofill a familias catalanas con hijos de entre 7 y 12 años, y otras 1.189 al profesorado, alejan del imaginario estos mitos y ponen sobre la mesa una realidad latente. La “falta de supervisión” de los padres es la variable más relevante en las conductas antisociales, según el estudio Modelos educativos familiares de Cataluña coordinado por el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo y desarrollado por la Fundación Bofill.

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